Tipos de dispositivos móviles

El concepto de dispositivo móvil engloba una gran cantidad de dispositivos electrónicos de consumo. Habitualmente, por dispositivo móvil entendemos que se trata de un dispositivo que tiene la capacidad de conectarse a Internet. No obstante, en ocasiones también se tiende a englobar dentro la categoría de dispositivos móviles a cámaras digitales, videocámaras, etc., ya que a veces tienen capacidad de conectarse a otros dispositivos vía Internet o redes wifi o bluetooth.

Existen diferentes tipos de dispositivos móviles, creados para cubrir diferentes funcionalidades.

Tipos más usados

Teléfonos inteligentes o smartphones . Podemos decir que son como teléfonos móviles convencionales pero construidos sobre una estructura informática móvil, que les proporciona mayor capacidad de almacenamiento y de procesamiento. Se asemejan bastante a un ordenador. Son usados a menudo tanto para el entretenimiento como herramientas de trabajo.

. Podemos decir que son como teléfonos móviles convencionales pero construidos sobre una estructura informática móvil, que les proporciona mayor capacidad de almacenamiento y de procesamiento. Se asemejan bastante a un ordenador. Son usados a menudo tanto para el entretenimiento como herramientas de trabajo. Tabletas . Son ordenadores portátiles personales integrados en una pantalla táctil, con acceso a Internet y capacidad para ejecutar aplicaciones instaladas sobre un sistema operativo. Su manejo es fácil e intuitivo.

. Son ordenadores portátiles personales integrados en una pantalla táctil, con acceso a Internet y capacidad para ejecutar aplicaciones instaladas sobre un sistema operativo. Su manejo es fácil e intuitivo. Relojes inteligentes . Son relojes de pulsera que poseen funcionalidades como acceso a Internet, recibir llamadas o enviar mensajes.

. Son relojes de pulsera que poseen funcionalidades como acceso a Internet, recibir llamadas o enviar mensajes. Reproductores digitales . Son dispositivos destinados a almacenar y reproducir archivos digitales como audio o vídeo.

. Son dispositivos destinados a almacenar y reproducir archivos digitales como audio o vídeo. Cámaras. Dispositivos que permiten captar imágenes, audio y videos. Además, pueden tener capacidades de conectividad, que permiten enviar y compartir los archivos capturados.

Dispositivos que permiten captar imágenes, audio y videos. Además, pueden tener capacidades de conectividad, que permiten enviar y compartir los archivos capturados. GPS. Son dispositivos que permiten a los usuarios determinar la posición de forma precisa de un vehículo o una persona que use este dispositivo.

Son dispositivos que permiten a los usuarios determinar la posición de forma precisa de un vehículo o una persona que use este dispositivo. Ordenadores portátiles. Son ordenadores completos que, debido a su tamaño reducido y compacto, permiten su transporte y gracias a su batería, su uso mientras no esté conectado el cargador a la red eléctrica.

Éstos son sólo algunos de los dispositivos móviles que se usan en la actualidad, pero existen muchos más, tales como libros digitales, gafas «inteligentes», etc. Debido a su uso extendido actualmente, es necesario considerar la protección de los dispositivos móviles como una prioridad corporativa y a tal efecto se deben establecer una serie de medidas básicas que eviten fugas de información involuntarias, infecciones por malware, accesos no deseados y una gran cantidad de riesgos que un uso inadecuado o inconsciente de los dispositivos pueden causar en las empresas.

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10 tecnologí­as del móvil explicadas en detalle

Estamos acostumbrados a escuchar oí­r hablar de cada vez más tecnologí­as añadidas a nuestros teléfonos móviles. Sistemas que nos permiten conectar dispositivos o cargar de manera inalámbrica, mejorar nuestra conexión WiFi o la forma en que intercambiamos archivos entre distintos dispositivos. Pero, ¿en qué consisten exactamente estos avances?

Nos ponemos técnicos y os desmenuzamos diez tecnologí­as usadas en los móviles más recientes, para que sepáis exactamente cómo funcionan, qué tipos hay y para qué sirven.

USB tipo C

Te habrás fijado que muchos de los últimos móviles lanzados al mercado vienen con el puerto de carga USB 3.0. Es un nuevo tipo de puerto, creado en 2014, y se caracterizan por ofrecer mucha más velocidad de conexión, hasta 10 Gbits/segundo. Está basado en la tecnologí­a USB 3.1 y de hecho permite el uso de conectores para pasar de un tipo a otro. Aparte de la conexión, los puertos USB tipo C también admiten el paso de más corriente, hasta 100W.

Existen algunos dispositivos, como el Huawei P9, que pese a incluir un puerto USB tipo C, funcionan realmente con un protocolo de USB tipo 2.0. De hecho, son más comunes que los que ofrecen un protocolo USB tipo C con USB 3.0. Las tecnologí­as QuickCharge de Qualcomm y TurboPower de Motorola, por ejemplo, están basadas en USB 2.0, con un máximo de carga de 18W. Esto puede llevar a confusión, ya que los distintos cables de carga no son del todo compatibles. Hay que informarse bien antes de comprar uno nuevo (especialmente, en tiendas chinas).

Lector de huellas

El sistema de identificación y desbloqueo que ahora se encuentra en un 70% de móviles actuales apareció por primera vez en 2013 con el iPhone 5S. Desde entonces se han conseguido lectores que en milésimas de segundo reconocen nuestra huella. Pero, ¿cómo funcionan?

Inicialmente utilizaban tecnologí­a óptica, que consistí­a esencialmente en hacer una foto de nuestra huella, y luego hacerla coincidir cada vez que pongamos el dedo. Ahora se utiliza una tecnologí­a más efectiva, basada en condensadores. Los condensadores crean un mapa de nuestra huella diferenciando las zonas donde la presión es mayor y donde es menor, reconociendo cada pliegue. A mayor cantidad de condensadores, el reconocimiento de la huella será más rápido. Si el sensor tiene menos, habrá que mantener el dedo pulsado más tiempo hasta que finalmente se identifique.

Bluetooth

Hoy en dí­a, el Bluetooth es una conexión indispensable en nuestros teléfonos. Lo usamos para conectar auriculares inalámbricos, smartwatches o para usar Android Auto, entre otras opciones. Actualmente se encuentra en su versión 5.0, la más rápida hasta ahora. Esta conexión la estrenó el Samsung Galaxy S8.

En esencia, la tecnologí­a Bluetooth utiliza la radiofrecuencia (en la banda 2.4 GHz) para transmitir voz y datos entre dispositivos que se encuentren a poca distancia. Por ello, el uso de Bluetooth no tiene nada que ver con la conexión a Internet. De esta manera, su uso no supone ningún consumo de recursos para al usuario, más allá de un mayor gasto de baterí­a. Con el paso de las distintas generaciones, Bluetooth admite cada vez más velocidad de transferencia y un campo de acción más grande.

Carga inalámbrica

También la carga de las baterí­as se puede realizar de manera inalámbrica, aunque hasta ahora era una tecnologí­a que no gozaba de mucha popularidad. Ahora, tras la apuesta del iPhone 8, parece que vuelve a sonar con fuerza.

Para poder hacer estas cargas «por arte de magia», tiene que haber un ente emisor de frecuencias radiomagnéticas, que suele ser la base de carga. El trabajo de esta base, conectada a la corriente eléctrica, consiste en transformar esa energí­a eléctrica que recibe en ondas de alta frecuencia, generando un campo electromagéntico. El teléfono, si se encuentra dentro de ese campo, recibe la energí­a y empieza a cargar la baterí­a.

Existen dos estándares dentro de esta tecnologí­a, el Qi y el PMA. El primero genera un campo menor para realizar la carga, (el teléfono debe estar literalmente pegado a la base), pero a cambio, ofrece mayores niveles de carga que el segundo tipo. Es por eso que Qi es la tecnologí­a más común en los últimos dispositivos que incluyen esta posibilidad, como en el caso del iPhone 8.

NFC

Otra de las tecnologí­as más escuchadas en la actualidad es la conexión NFC. Al igual que en el caso anterior, es un sistema basado en la radiofrecuencia. Esta vez, eso sí­, utiliza las ondas para transmitir información, no energí­a. Y lo hace en un espacio muy pequeño, 20 centí­metros como mucho. En este caso, los dos dispositivos emiten un campo electromagnético, y al entrar ambos campos en contacto, se produce el intercambio de datos.

Su principal uso lo encontramos en las herramientas de pago contactless como Samsung Pay o Apple Pay, pero esta tecnologí­a también puede ser usada para enviar datos de un dispositivo a otro, con mayor velocidad y capacidad que Bluetooth. Sin embargo, este uso todaví­a no es muy común en terminales móviles actuales, pero con la proliferación de esta forma de conexión, puede que empiece a considerarse este uso de manera generalizada.

Wi-Fi Direct

Es posible que hayamos oí­do hablar de esta tecnologí­a muchas veces, pero no tengamos claro del todo en qué consiste. Se trata de un tipo de conexión que utiliza el Wi-Fi tradicional, pero que permite conectar dispositivos directamente. Es perfecto para enviar archivos pequeños sin tener que revelar datos como nuestro número de teléfono. Mediante software, el protocolo Wi-Fi Direct permite convertir a un dispositivo en punto de acceso, e incluso codificar este acceso mediante una clave.

El principal inconveniente del Wi-Fi Direct es que no viene como función integrada en Android, como sí­ ocurre con Bluetooth o NFC. Para usar Wi-Fi Direct para enviar datos, ambos dispositivos, emisor y receptor, deben tener un mismo software configurado. Samsung es la excepción: su firmware sí­ que incluye la posibilidad de usar Wi-Fi Direct directamente para enviar archivos (a otros modelos Samsung).

Sensor de proximidad

Una de las grandes tecnologí­as asociadas a los teléfonos móviles no tiene excesiva publicidad, pero es vital. se trata del sensor de proximidad. Gracias a él, el teléfono puede apagarse cuando lo tenemos en el oí­do haciendo una llamada, reservando baterí­a, y volverse a encender cuando terminamos de llamar.

Este sensor utiliza una luz infrarrojos y un lector para poder establecer la distancia que hay entre la pantalla del teléfono y el siguiente objeto. La emisión de luz infrarroja, al topar con un objeto, rebota, volviendo al lector, que interpreta la distancia que existe entre ambos objetos. Si es suficientemente corta, sensor se activa. Esta tecnologí­a también se puede usar para reconocer cuando un teléfono está en un bolsillo o al aire libre, o para encenderlo solamente con acercar la mano.

DLNA

La conexión DLNA es otra tecnologí­a que permite enviar datos entre dispositivos. Está pensada especialmente para compartir archivos como reproductores de Blu-ray, Smart TVs y Equipos de música. Ambos dispositivos tienen que soportar esta tecnologí­a, y en algunos casos, se precisa un software compatible para poder hacerlo (Windows Media Player es uno de ellos).

Cuando ambos dispositivos están conectados a la misma red, se reconocen entre ellos, lo que nos permite poder enviar pelí­culas del PC a nuestro televisor y que se reproduzcan automáticamente, o mandar canciones desde nuestro smartphone a un equipo de sonido. Por último, con DLNA podemos utilizar tablets y smartphones como mandos a distancia en pelí­culas y canciones.

Force touch

La tecnologí­a usada en las pantallas táctiles apenas ha variado en el transcurso de la actual década. El único paso adelante ha sido el Force Touch. Inaugurado por iPhone en 2015 bajo el nombre de 3D Touch, esta tecnologí­a consigue diferenciar entre cuatro tipos distintos de presión sobre la pantalla. Una combinación de sensores de fuerza con el uso de un cristal exterior especí­fico permite conseguir este nivel de matiz.

¿Y para qué podemos utilizar este Force Touch? iPhone lo utiliza para permitirnos abrir menús dentro de aplicaciones sin tener que abrir la propia aplicación. Pese al avance que supone, el público no ha recibido el Force Touch de manera muy entusiasta, y la prueba es que no hay demasiadas marcas que la hayan incluido en sus terminales más recientes. Además, existe el problema añadido de que los desarrolladores tienen que crear funciones especí­ficas para las pantallas con Force Touch, algo que no se ha producido tanto como se podrí­a desear.

Miracast

Miracast es la manera más sencilla de hacer screen mirror, es decir, en reproducir lo que ves en tu móvil en otra pantalla. Es perfecto para poder ver ví­deos directamente en la nuestro televisor sin complicarnos demasiado la vida. Utiliza la red Wi-Fi y en la mayorí­a de teléfonos Android aparece integrada bajo el nombre Compartir (o Enviar) Pantalla. Funciona como sustituto inalámbrico del HDMI, y es una versión más primitiva de sistemas más complejos, como AirPlay o Chromecast.

Conectando el teléfono de esta manera con un SmartTV que tenga un certificado Miracast, podremos realizar el proceso de una manera muy sencilla y parecida a la de Bluetooth. Ahora bien, tiene un inconveniente principal, y es que la pantalla debe mantenerse encendida todo el rato que estemos viendo el contenido enviado. Si la pantalla se pone en reposo, el contenido dejará de visualizarse en la otra pantalla. Por eso, no se recomienda Miracast para ver más que ví­deos cortos o fotos.

Hacia un móvil más dinámico

Como habéis podido ver, los principales retos a los que se enfrentan los smartphones actuales son dos: la transmisión de datos rápida entre dispositivos y la posibilidad de hacerlo sin cables. Los usuarios cada vez más buscan un manejo práctico, y por eso las tecnologí­as intentan adaptarse a esas necesidades. En ese grupo encontramos el Wi-Fi Direct, el DLNA, Bluetooth, NFC o Miracast.

Por otro lado, también nos interesa que nuestros dispositivos funcionen de manera intuitiva y rápida. Es por eso que incluimos en la lista los puertos USB tipo C, el Force Touch o el lector de huellas. Queremos un desbloqueo sencillo, cargas más potentes y más posibilidades en el uso de las distintas apps, y la tecnologí­a se encarga de dárnoslo.

Todas estas mejoras tecnológicas tienen una explicación, y conociendo como funcionan entendemos mejor nuestro teléfonos móviles, sus posibilidades y sus limitaciones.

Así han cambiado las redes móviles en 50 años: del 1G al 6G

Todo comenzó en los años 70 con móviles realmente grandes y poco fáciles de transportar con los que solamente se podía hablar. Aunque ahora parezca algo menor, cuando se consiguió incorporar los mensajes SMS a los terminales, las redes móviles 2G nos proporcionaron una nueva forma de comunicación, que a la larga fue decisiva para el devenir del futuro.

Es indudable que conocer los diferentes tipos de redes móviles que tenemos a nuestro alcance, nos proporcionaron argumentos para saber si lo que tenemos con nuestro operador es aquello que hemos pactado o si por el contrario no tenemos los estándares necesarios para considerar que estamos bien servidos por nuestra compañía.

Pero la primera gran revolución surgió con la llegada de la primera red que nos servía para tener Internet perfectamente funcional en nuestros teléfonos como fue el 3G, para después dejar paso al 4G y sus velocidades «de vértigo» en aquel tiempo. Ahora nos toca vivir la época de la revolución que significa el 5G, algo que nos da la sensación de que estamos en el futuro, pero viviendo el presente. Y sí, el 6G ya «asoma el hocico», para destronar por completo lo que hemos conocido hasta ahora, pero eso sí que es futuro.

El nacimiento: 1G

La primera generación o lo que muchos llaman 1G, solamente utilizaba canales analógicos y solamente era capaz de retransmitir voz, con un sistema de comunicación bastante escaso, por lo que era normal no tener cobertura en grandes terrenos. Es una tecnología absolutamente obsoleta hoy en día que se creó en los años 70.

Igual que con otros tipos de redes móviles los estándares son prácticamente los mismos en todo el mundo, en el caso de la 1G no ocurría así, provocado por ser la primera tecnología de este tipo. En España era TMA, pero, por ejemplo, en Francia era Radiocomm 200, en Italia RTMI o en Reino unidos TACS, habiendo países como Japón que tenía hasta tres distintos como eran TZ-801, TZ-802, TZ-803.

El principio de lo que conocemos: GPRS o 2G

Esta es la tecnología más lenta que tenemos actualmente en redes móviles. General Packet Radio Service (GPRS) fue creado en los años 80. Es un sistema que se basa en divisiones de frecuencia sobre dúplex y TDMA, siendo un compatible con los protocolos de aplicaciones WAP, los SMS y MMS, el acceso a la red y el correo electrónico, e incluso servicios P2P, aunque su poca velocidad lastra la experiencia.

La tasa de transferencia de datos varía de 56 kbps hasta los 114 kbps, velocidades extremadamente bajas para los tiempos que corren y que dificultan cualquier tipo de acceso a Internet en cualquier situación.

EDGE o EGPRS

EDGE (Enhanced Data Rates for GSM Evolution) o EGPRS (Enhanced GPRS) es una clara evolución del sistema GPRS. Es una puesta al día que fue sumamente importante en su momento, ya nos permita realizar las mismas tareas que el GPRS, pero con una mayor fluidez, ya que su velocidad llegaba hasta los 384 Kbps.

Ya se podían recibir SMS pesados, puesto que se conseguían abrir con una cierta velocidad. Esta tecnología sigue presente hoy en día y si os fijáis en vuestro móvil, podréis interpretarla, ya que cuando aparece una E encima de la cobertura, es indicativo de que tenéis activa la conexión EDGE. Es la predecesora del primer gran cambio ocurrido en lo que a redes móviles se refiere, puesto que allanó el camino para la calidad del 3G.

La velocidad era lo importante: 3G

El 3G vio la luz en el año 2001 y fue el primer gran paso adelante en lo que a velocidad de las redes móviles se refiere. Otra denominación más técnica que recibe este tipo de conexión es UMTS (Universal Mobile Telecommunication System). Está basado en la tecnología W-CDMA, cuya capacidad más interesante con respeto a lo que existía hasta ese momento es que cada usuario transmitía a la vez que los demás por el canal, codificando su señal con un código diferente.

La transferencia de datos es no solo más veloz, sino que es más fiable, por lo que se le pueden englobar muchas más tareas, pudiendo incluir archivos multimedia, cosa que con las conexiones anteriores era impensable. Las velocidades que se consiguen con el 3G se elevan hasta los 2 Mbps, lo que significó en el momento de su lanzamiento un salto enorme salto en este tipo de conexiones.

Más velocidad: 3G+

El 3G+ es una evolución de lo que nos ofrecía el 3G, que se identifica hoy en día en nuestro smartphone porque aparece una H en la cobertura. En este caso se basa en el estándar HSPDA (High Speed Downlink Packet Access). Las velocidades que consigue alcanzar se sitúan entre los 7,2 y los 14,4 Mbps, por lo que en su momento fue un cambio que todo el mundo agradeció.

Este sistema tuvo digamos “dos vueltas de tuerca”, ya que existieron ostros dos estándares como fueron los HSUPA (High-Speed Uplink Packet Access) y HSPA+ (HSPA Evolucionado). Con este último se consiguen velocidades de hasta 84 Mbps de bajada y 22 Mbps de subida. La gran ventaja que esta evolución provocó fue que al fin existía una conexión suficientemente potente en lo que a subida de archivos se refería.

La primera gran revolución: 4G

La tecnología 4G nacida en la década de los 2010, supuso una revolución, no solo porque la velocidad de conexión se multiplicó por mucho, sino porque empezó a significar un cambio en la mentalidad de las personas. Con esa conexión ya se podía ver una película en el móvil sin problemas o se podría subir un archivo a la nube sin tener que esperar un montón de minutos, por lo que la forma de entender los dispositivos móviles cambio por completo.

Hoy en día es la conexión de alta velocidad más extendida en nuestro país. Es también conocida como LTE (Long Term Evolution) y está basada en el estándar 3GPP. En teoría las velocidades entre las que se mueve esta conexión son hasta los 150 Mbps de bajada y los 50 Mbps de subida.

El futuro ya está aquí: 5G

La macroevolución que promete el 5G para nuestras vidas es realmente impresionante. Es España ya hay bastantes zonas que tienen esta nueva tecnología de red inalámbrica, pero lo cierto es que su implantación definitiva aún llevará tiempo, ya que el 5G verdaderamente real, aún está en camino.

Existen dos tipos de tecnología 5G, la NSA (Non Standalone) y la SA (Standalone). El primero de ellos (NSA) no permite operar de manera autónoma en redes 5G, por lo que necesita el apoyo de las infraestructuras del 4G actual. Es decir, la comunicación entre nuestro dispositivo y la antena se hace con el nuevo estándar, pero la comunicación entre antenas se realiza con el 4G, por lo que nunca podremos tener las velocidades reales del 5G. Con la tecnología NSA se consiguen hasta 2 Gbps de bajada y de hasta 150 Mbps de subida.

El estándar Standalone (SA), es el que tiene la capacidad de operar de manera autónoma y, por lo tanto, es el que podemos hablar como que es el 5G real. La latencia es de tan solo un milisegundo, algo extraordinario, consiguiendo velocidades de hasta 20 Gbps.

Está claro que todo esto acabará llegando a todo el territorio español y para cuando eso ocurra, tecnología como el GPRS o el UMTS, parecerán absolutamente obsoletas, si es que ya no lo parecen ahora mismo.

Ciencia ficción: 6G

Se espera que podamos conocer este nuevo sistema de conexión allá por el año 2030 y nos traerá novedades que, hoy en día y sin tener el 5G instaurado aún, nos suena a ciencia ficción:

Fernando Ruiz, Author

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